El
lamento es el sentimiento de pérdida por aquellas cosas que hicimos o
no hicimos. No tenemos por qué vivir una vida de remordimientos cuando
encendemos "el poder en nosotros". Cuando activamos los dones de Dios
con la finalidad de hacer una diferencia en la vida de los demás, nos
estamos protegiendo a nosotros mismos de la inutilidad de los
remordimientos y cargos de conciencia.
Una
vida plagada de lamentos destruye el potencial y capacidades que hay en
nosotros. Si permitimos que nuestros dones y talentos estén inactivos,
nuestra vida se va a llenar de remordimiento por nunca haber hecho lo
que se suponía que debiéramos haber hecho. Cada uno de nosotros, tenemos
la capacidad de llenar cada momento de nuestra vida con una oportunidad
en vez de desperdiciar cada oportunidad que nos da la vida con vanos
remordimientos.
Manteniendo
nuestra mirada puesta en la palabra de Dios, encenderemos ese poder en
nosotros y con estas acciones dejaremos un legado de impacto en lugar de
un legado de remordimientos y cargos de conciencia.
Recuerda,
podemos ejercer el poder en nosotros para liberar, o incluso detener la
mano de Dios en nuestra vida. El cargo de conciencia es compañero del
potencial no utilizado. La realización va acompañada de la fe,
convicción y acción.
Toma tiempo para leer, reflexionar y actuar sobre:
...Y
vino Palabra de Jehová a Jeremías diciendo; He aquí que yo soy Jehová,
Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?
!Cuántas veces se rebelaron contra él en el desierto, Lo enojaron en el yermo!