Picasso3musicians1921 |
las vanguardias son una serie de movimientos artísticos de principios del siglo XX que buscaban innovación en la producción artística; se destacaban por la renovación radical en la forma y el contenido; exploraban la relación entre arte y vida, y buscaban reinventar el arte confrontando movimientos artísticos anteriores. También es común utilizar, en la comunidad hispanohablante, el propio término avant-garde para referirse a esas escuelas artísticas en particular o a cualquier otra escuela o tendencia similar.
El vanguardismo se manifiesta a través de varios movimientos que, desde planteamientos divergentes, abordan la renovación del arte o la pregunta por su función social, desplegando recursos que quiebren o distorsionen los sistemas más aceptados de representación o expresión artística, en teatro, pintura, literatura, cine, arquitectura o música, entre otros.
Algunos autores, como Peter Bürger (teoría de la vanguardia) distinguen las "auténticas" vanguardias de aquellos movimientos que orientaron su confrontación hacia la institución arte y la dimensión política del accionar artístico en la sociedad, y concentraron sus innovaciones en la búsqueda de nuevas funciones y relaciones de poder.
Estos movimientos artísticos renovadores, en general dogmáticos, se produjeron en Europa en las primeras décadas del siglo XX, desde donde se extendieron al resto de los continentes, principalmente hacia América, en donde se enfrentaron al modernismo.
La característica primordial del vanguardismo es la libertad de expresión, que se manifiesta alterando la estructura de las obras, abordando temas tabú y desordenando los parámetros creativos: en poesía se rompe con la métrica y cobran protagonismo aspectos antes irrelevantes, como la tipografía; en arquitectura se desecha la simetría, para dar paso a la asimetría; en pintura se rompe con las líneas, las formas, los colores neutros y la perspectiva.
Contexto histórico y cultural
Desde el punto de vista histórico, el primer tercio del siglo XX se caracterizó por grandes tensiones y enfrentamientos entre las potencias europeas. Por su parte, la Primera Guerra Mundial (entre 1914 y 1918) y la Revolución Soviética (en octubre de 1917) fomentaron las esperanzas en un régimen económico diferente para el proletariado.
Tras los felices años 1920, época de desarrollo y prosperidad económica conocida como los años locos, vendría el gran desastre de la bolsa de Wall Street (1929) y volvería una época de recesión y conflictos que, unidos a las difíciles condiciones impuestas a los vencidos de la Gran Guerra, provocarían la gestación de los sistemas totalitarios (fascismo y nazismo) que conducirán a la Segunda Guerra Mundial.
Desde el punto de vista cultural, fue una época dominada por las transformaciones y el progreso científico y tecnológico (la aparición del automóvil y del avión, el cinematógrafo, el gramófono, etc.). El principal valor fue, pues, el de la modernidad (o sustitución de lo viejo y caduco por lo nuevo, original y mediado tecnológicamente).
Por su parte, en el ámbito literario era precisa una profunda renovación. De esta voluntad de ruptura con lo anterior, de lucha contra el sentimentalismo, de la exaltación del inconsciente, de lo racional, de la libertad, de la pasión y del individualismo nacerían las vanguardias en las primeras décadas del siglo XX.
Muchos artistas de este período participaron en la Primera Guerra Mundial.
Europa vivía, al momento de surgir las vanguardias artísticas, una profunda crisis. Crisis que desencadenó la Primera Guerra Mundial, y luego, en la evidencia de los límites del sistema capitalista. Si bien «hasta 1914 los socialistas son los únicos que hablan del hundimiento del capitalismo», como señala Arnold Hauser, también otros sectores habían percibido desde antes los límites de un modelo de vida que privilegiaba el dinero, la producción y los valores de cambio frente al individuo.
Resultado de esto fue la chatura intelectual, la pobreza y el encasillamiento artístico contra los que reaccionaron en 1905: Pablo Picasso y Georges Braque con sus exposiciones cubistas, y el futurismo que, en 1909, deslumbrado por los avances de la modernidad científica y tecnológica, lanzó su primer manifiesto de apuesta al futuro y rechazo a todo lo anterior.
Así se dieron los primeros pasos de la vanguardia, aunque el momento de explosión definitiva coincidió, lógicamente, con la Primera Guerra Mundial, con la conciencia del absurdo sacrificio que ésta significaba, y con la promesa de una vida diferente alentada por el triunfo de la revolución socialista en Rusia.
En 1916, en Zúrich (territorio neutral durante la guerra), Tristan Tzara, poeta y filósofo rumano, prófugo de sus obligaciones militares, decidió fundar el Cabaret Voltaire. Esta acta de fundación del dadaísmo, explosión nihilista, proponía el rechazo total:
El sistema DD os hará libres, romped todo. Sois los amos de todo lo que rompáis. Las leyes, las morales, las estéticas se han hecho para que respetéis las cosas frágiles. Lo que es frágil está destinado a ser roto. Probad vuestra fuerza una sola vez: os desafío a que después no continuéis. Lo que no rompáis os romperá, será vuestro amo.
Louis Aragón, poeta francés.
Ese deseo de destrucción de todo lo establecido llevó a los dadaístas, para ser coherentes, a rechazarse a sí mismos: la propia destrucción.Muchos autores vanguardistas ven en el poeta Arthur Rimbaud a un padre intelectual.
Algunos de los partidarios de Dadá, encabezados por André Breton, pensaron que las circunstancias exigían no sólo la anarquía y la destrucción, sino también la propuesta; es así como se apartaron de Tzara (lo que dio punto final al movimiento dadaísta) e iniciaron la aventura surrealista.
La furia Dadá había sido el paso primero e indispensable, pero había llegado a sus límites. Breton y los surrealistas (es decir: superrealistas) unieron la sentencia de Arthur Rimbaud (que, junto con Charles Baudelaire, el Conde de Lautréamont, Alfred Jarry, Vincent van Gogh y otros artistas del siglo XIX, sería reconocido por los surrealistas como uno de sus «padres»): «Hay que cambiar la vida» se unió a la sentencia de Carlos Marx: «Hay que transformar el mundo».
Surgió así el surrealismo al servicio de la revolución que pretendía recuperar aquello del hombre que la sociedad, sus condicionamientos y represiones le habían hecho ocultar: su más pura esencia, su Yo básico y auténtico.
A través de la recuperación del inconsciente, de los sueños (son los días de Sigmund Freud y los orígenes del psicoanálisis), de dejarle libre el paso a las pasiones y a los deseos, de la escritura automática (que más tarde cuestionaron como técnica), del humor negro, los surrealistas intentarían marchar hacia una sociedad nueva en donde el individuo pudiese vivir en plenitud (la utopía surrealista).
En este pleno ejercicio de la libertad que significó la actitud surrealista, tres palabras se unieron en un sólo significado: amor, poesía y libertad.
Características de las vanguardias
Una de las características visibles de las vanguardias fue la actitud provocadora. Se publicaron manifiestos en los que se atacaba todo lo producido anteriormente, que se desechaba por desfasado, al mismo tiempo que se reivindicaba lo original, lo lúdico, desafiando los modelos y valores existentes hasta el momento.
Surgen diferentes ismos (futurismo, dadaísmo, cubismo, constructivismo, ultraísmo, surrealismo, etc.), diversas corrientes vanguardistas con diferentes fundamentos estéticos, aunque con denominadores comunes:
* la lucha contra las tradiciones, procurando el ejercicio de la libertad individual y la innovación;
* audacia y libertad de la forma,
* el carácter experimental y la rapidez con que se suceden las propuestas, unas tras otras.
En la pintura ocurriría una huida del arte figurativo en favor del arte abstracto, suprimiendo la personificación. Se expresaría la agresividad y la violencia, violentando las formas y utilizando colores estridentes. Surgieron diseños geométricos y la visión simultánea de varias configuraciones de un objeto.
En la literatura, y concretamente en la poesía, el texto se realizaría a partir de la simultaneidad y la yuxtaposición de imágenes. Se rompió tanto con la estrofa, la puntuación, la métrica de los versos como con la sintaxis, alterando por completo con la estructura tradicional de las composiciones (por ejemplo, en el Finnegans Wake o en el final del Ulises de James Joyce). Surgió el caligrama o poema escrito de modo tal que formara imágenes, con el objetivo de acabar con la tóxica sucesividad del hecho escrito o leído.
* El poeta/artista/arquitecto vanguardista no estaba conforme. Como el pasado no le servía, tenía que buscar un arte que respondiera a esta novedad interna que el individuo estaba viviendo, apoyándose en la novedad original que se lleva dentro.
* Tenían que abandonarse los temas viejos, carentes de sentido y sin respuestas para el individuo nuevo.
* En algunos movimientos había una tendencia a hacer plástica en la coloración de las palabras.
* En la poesía se jugaba constantemente con el símbolo.
* Las reglas tradicionales de la versificación necesitaban una mayor libertad para expresar adecuadamente su mundo interior.
* Reaccionaba contra el modernismo y contra los imitadores de los maestros de esta corriente; una conciencia social los llevaba a tomar posiciones frente al individuo y su destino.
* Nuevos temas, lenguaje poético, revolución formal, desaparición de la anécdota, proposición de temas como el antipatriotismo.
* El punto de vista del narrador comenzaba a ser múltiple.
* Un vínculo estrecho entre el ambiente y los gustos del personaje.
* Comenzaba a profundizarse en el mundo interior de los personajes, presentados a través de sus más escondidos estados del alma.
*No era el tiempo cronológico el que tenía importancia, sino el tiempo anímico, y comenzó a tomarse en cuenta el aspecto presentacional, pues se limitaba a sugerir para que el lector complete; el autor comenzó a exigir presencia de un lector atento que fuese desentrañando los hechos presentados y fuese armando inteligentemente las piezas de la novela de nuestro tiempo.
El vanguardismo se manifiesta a través de varios movimientos que, desde planteamientos divergentes, abordan la renovación del arte o la pregunta por su función social, desplegando recursos que quiebren o distorsionen los sistemas más aceptados de representación o expresión artística, en teatro, pintura, literatura, cine, arquitectura o música, entre otros.
Algunos autores, como Peter Bürger (teoría de la vanguardia) distinguen las "auténticas" vanguardias de aquellos movimientos que orientaron su confrontación hacia la institución arte y la dimensión política del accionar artístico en la sociedad, y concentraron sus innovaciones en la búsqueda de nuevas funciones y relaciones de poder.
Estos movimientos artísticos renovadores, en general dogmáticos, se produjeron en Europa en las primeras décadas del siglo XX, desde donde se extendieron al resto de los continentes, principalmente hacia América, en donde se enfrentaron al modernismo.
La característica primordial del vanguardismo es la libertad de expresión, que se manifiesta alterando la estructura de las obras, abordando temas tabú y desordenando los parámetros creativos: en poesía se rompe con la métrica y cobran protagonismo aspectos antes irrelevantes, como la tipografía; en arquitectura se desecha la simetría, para dar paso a la asimetría; en pintura se rompe con las líneas, las formas, los colores neutros y la perspectiva.
Contexto histórico y cultural
Desde el punto de vista histórico, el primer tercio del siglo XX se caracterizó por grandes tensiones y enfrentamientos entre las potencias europeas. Por su parte, la Primera Guerra Mundial (entre 1914 y 1918) y la Revolución Soviética (en octubre de 1917) fomentaron las esperanzas en un régimen económico diferente para el proletariado.
Tras los felices años 1920, época de desarrollo y prosperidad económica conocida como los años locos, vendría el gran desastre de la bolsa de Wall Street (1929) y volvería una época de recesión y conflictos que, unidos a las difíciles condiciones impuestas a los vencidos de la Gran Guerra, provocarían la gestación de los sistemas totalitarios (fascismo y nazismo) que conducirán a la Segunda Guerra Mundial.
Desde el punto de vista cultural, fue una época dominada por las transformaciones y el progreso científico y tecnológico (la aparición del automóvil y del avión, el cinematógrafo, el gramófono, etc.). El principal valor fue, pues, el de la modernidad (o sustitución de lo viejo y caduco por lo nuevo, original y mediado tecnológicamente).
Por su parte, en el ámbito literario era precisa una profunda renovación. De esta voluntad de ruptura con lo anterior, de lucha contra el sentimentalismo, de la exaltación del inconsciente, de lo racional, de la libertad, de la pasión y del individualismo nacerían las vanguardias en las primeras décadas del siglo XX.
Muchos artistas de este período participaron en la Primera Guerra Mundial.
Europa vivía, al momento de surgir las vanguardias artísticas, una profunda crisis. Crisis que desencadenó la Primera Guerra Mundial, y luego, en la evidencia de los límites del sistema capitalista. Si bien «hasta 1914 los socialistas son los únicos que hablan del hundimiento del capitalismo», como señala Arnold Hauser, también otros sectores habían percibido desde antes los límites de un modelo de vida que privilegiaba el dinero, la producción y los valores de cambio frente al individuo.
Resultado de esto fue la chatura intelectual, la pobreza y el encasillamiento artístico contra los que reaccionaron en 1905: Pablo Picasso y Georges Braque con sus exposiciones cubistas, y el futurismo que, en 1909, deslumbrado por los avances de la modernidad científica y tecnológica, lanzó su primer manifiesto de apuesta al futuro y rechazo a todo lo anterior.
Así se dieron los primeros pasos de la vanguardia, aunque el momento de explosión definitiva coincidió, lógicamente, con la Primera Guerra Mundial, con la conciencia del absurdo sacrificio que ésta significaba, y con la promesa de una vida diferente alentada por el triunfo de la revolución socialista en Rusia.
En 1916, en Zúrich (territorio neutral durante la guerra), Tristan Tzara, poeta y filósofo rumano, prófugo de sus obligaciones militares, decidió fundar el Cabaret Voltaire. Esta acta de fundación del dadaísmo, explosión nihilista, proponía el rechazo total:
El sistema DD os hará libres, romped todo. Sois los amos de todo lo que rompáis. Las leyes, las morales, las estéticas se han hecho para que respetéis las cosas frágiles. Lo que es frágil está destinado a ser roto. Probad vuestra fuerza una sola vez: os desafío a que después no continuéis. Lo que no rompáis os romperá, será vuestro amo.
Louis Aragón, poeta francés.
Ese deseo de destrucción de todo lo establecido llevó a los dadaístas, para ser coherentes, a rechazarse a sí mismos: la propia destrucción.Muchos autores vanguardistas ven en el poeta Arthur Rimbaud a un padre intelectual.
Algunos de los partidarios de Dadá, encabezados por André Breton, pensaron que las circunstancias exigían no sólo la anarquía y la destrucción, sino también la propuesta; es así como se apartaron de Tzara (lo que dio punto final al movimiento dadaísta) e iniciaron la aventura surrealista.
La furia Dadá había sido el paso primero e indispensable, pero había llegado a sus límites. Breton y los surrealistas (es decir: superrealistas) unieron la sentencia de Arthur Rimbaud (que, junto con Charles Baudelaire, el Conde de Lautréamont, Alfred Jarry, Vincent van Gogh y otros artistas del siglo XIX, sería reconocido por los surrealistas como uno de sus «padres»): «Hay que cambiar la vida» se unió a la sentencia de Carlos Marx: «Hay que transformar el mundo».
Surgió así el surrealismo al servicio de la revolución que pretendía recuperar aquello del hombre que la sociedad, sus condicionamientos y represiones le habían hecho ocultar: su más pura esencia, su Yo básico y auténtico.
A través de la recuperación del inconsciente, de los sueños (son los días de Sigmund Freud y los orígenes del psicoanálisis), de dejarle libre el paso a las pasiones y a los deseos, de la escritura automática (que más tarde cuestionaron como técnica), del humor negro, los surrealistas intentarían marchar hacia una sociedad nueva en donde el individuo pudiese vivir en plenitud (la utopía surrealista).
En este pleno ejercicio de la libertad que significó la actitud surrealista, tres palabras se unieron en un sólo significado: amor, poesía y libertad.
Características de las vanguardias
Una de las características visibles de las vanguardias fue la actitud provocadora. Se publicaron manifiestos en los que se atacaba todo lo producido anteriormente, que se desechaba por desfasado, al mismo tiempo que se reivindicaba lo original, lo lúdico, desafiando los modelos y valores existentes hasta el momento.
Surgen diferentes ismos (futurismo, dadaísmo, cubismo, constructivismo, ultraísmo, surrealismo, etc.), diversas corrientes vanguardistas con diferentes fundamentos estéticos, aunque con denominadores comunes:
* la lucha contra las tradiciones, procurando el ejercicio de la libertad individual y la innovación;
* audacia y libertad de la forma,
* el carácter experimental y la rapidez con que se suceden las propuestas, unas tras otras.
En la pintura ocurriría una huida del arte figurativo en favor del arte abstracto, suprimiendo la personificación. Se expresaría la agresividad y la violencia, violentando las formas y utilizando colores estridentes. Surgieron diseños geométricos y la visión simultánea de varias configuraciones de un objeto.
En la literatura, y concretamente en la poesía, el texto se realizaría a partir de la simultaneidad y la yuxtaposición de imágenes. Se rompió tanto con la estrofa, la puntuación, la métrica de los versos como con la sintaxis, alterando por completo con la estructura tradicional de las composiciones (por ejemplo, en el Finnegans Wake o en el final del Ulises de James Joyce). Surgió el caligrama o poema escrito de modo tal que formara imágenes, con el objetivo de acabar con la tóxica sucesividad del hecho escrito o leído.
* El poeta/artista/arquitecto vanguardista no estaba conforme. Como el pasado no le servía, tenía que buscar un arte que respondiera a esta novedad interna que el individuo estaba viviendo, apoyándose en la novedad original que se lleva dentro.
* Tenían que abandonarse los temas viejos, carentes de sentido y sin respuestas para el individuo nuevo.
* En algunos movimientos había una tendencia a hacer plástica en la coloración de las palabras.
* En la poesía se jugaba constantemente con el símbolo.
* Las reglas tradicionales de la versificación necesitaban una mayor libertad para expresar adecuadamente su mundo interior.
* Reaccionaba contra el modernismo y contra los imitadores de los maestros de esta corriente; una conciencia social los llevaba a tomar posiciones frente al individuo y su destino.
* Nuevos temas, lenguaje poético, revolución formal, desaparición de la anécdota, proposición de temas como el antipatriotismo.
* El punto de vista del narrador comenzaba a ser múltiple.
* Un vínculo estrecho entre el ambiente y los gustos del personaje.
* Comenzaba a profundizarse en el mundo interior de los personajes, presentados a través de sus más escondidos estados del alma.
*No era el tiempo cronológico el que tenía importancia, sino el tiempo anímico, y comenzó a tomarse en cuenta el aspecto presentacional, pues se limitaba a sugerir para que el lector complete; el autor comenzó a exigir presencia de un lector atento que fuese desentrañando los hechos presentados y fuese armando inteligentemente las piezas de la novela de nuestro tiempo.