Encender
fuego de manera imprudente en una zona seca puede producir una
catástrofe. Sin embargo, el fuego encendido con un propósito puede ser
confortante y satisfactorio. Los dones puestos por Dios en nosotros son
una fuente de poder. Encender este poder requiere fuego de pasión, fe y
convicción, requiere de parte nuestra expandir nuestro corazón y mente
para pensar y actuar más allá de las barreras de las falsas
limitaciones. Dios está limitado en lo que puede hacer por nosotros en
función de la amplitud de nuestro corazón y mente. Cada que derribemos
los limites y barreras destructivas puestas por nosotros mismos, seremos
llenados con la energía necesaria para encender la chispa del poder en
nuestro interior y de esta manera dejar un legado perdurable aquí en la
tierra.
Recuerda,
cuando nos veamos a nosotros mismos de la misma forma en que nos ve
Dios, un océano de oportunidades fluirá en nuestro horizonte. El
pensamiento pequeño y una convicción a medias, limitará nuestra
capacidad de aceptar un corazón expandido.
Expande tu corazón leyendo y actuando en los siguientes versos:
Por el camino de tus mandamientos correré, Cuando ensanches mi corazón.
E
invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: !!Oh, si me dieras
bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y
me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que
pidió.
También
vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos
nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a
ellos.