LA RAÍZ DE LA AMARGURA
La amargura apaga la llama del gozo y deja al alma en oscuridad. Esto es lo que dice la Palabra de Dios acerca de la amargura:
La amargura apaga la llama del gozo y deja al alma en oscuridad. Esto es lo que dice la Palabra de Dios acerca de la amargura:
“Seguid
la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad
bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que
brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados” (Hebreos 12:14-15).
LA GERMINACIÓN DE
LA AMARGURA
La semilla de la amargura es
una herida o dolor sembrado en alguien. Puede ser intencional o no
deliberado. Algunas veces el dolor es imaginario. Nadie le ha ofendido,
pero de alguna manera usted siente que alguien ha hecho algo malo contra
usted. Asimismo, hay ocasiones cuando el dolor puede ser la disciplina
directa de Dios sobre su vida. Ese es el contexto de Hebreos 12:14-15.
El terreno propicio para la amargura es un corazón que guarda hostilidad y que no enfrenta ese problema por la gracia de Dios. Cuando alguien se vuelve amargado, esa amargura echa raíces en el corazón y se profundizan.
El mundo está lleno de gente que no ha resuelto una antigua herida. Buscan cosas para criticar, personas en quienes encontrar faltas, y buscan maneras de justificar su forma de ser. ¿Conoce usted a personas que son súper criticonas? Por lo general, son personas amargadas. Saben cómo tocar los puntos sensibles en los demás para que reaccionen de cierta forma y así justificar aún más su amargura.
El terreno propicio para la amargura es un corazón que guarda hostilidad y que no enfrenta ese problema por la gracia de Dios. Cuando alguien se vuelve amargado, esa amargura echa raíces en el corazón y se profundizan.
El mundo está lleno de gente que no ha resuelto una antigua herida. Buscan cosas para criticar, personas en quienes encontrar faltas, y buscan maneras de justificar su forma de ser. ¿Conoce usted a personas que son súper criticonas? Por lo general, son personas amargadas. Saben cómo tocar los puntos sensibles en los demás para que reaccionen de cierta forma y así justificar aún más su amargura.
Hemos
aprendido acerca de la semilla y el terreno de la amargura. Miremos
ahora a la raíz y el fruto de la amargura, que lo encontramos en el
texto de Hebreos 12:14-15.
La raíz de la amargura
La raíz de la amargura es subterránea; fácil de esconder y camuflar. Difícilmente encontrará a alguien que admita que es una persona amargada. O lo niegan o lo disfrazan. Una persona amargada es hipersensible, malagradecida, falsa, guarda rencores, y presenta continuos cambios de humor.
El fruto de la amargura
La amargura le afectará física, emocional y espiritualmente, porque el fruto de la amargura es un ácido que destruye a aquello que lo contiene. Cuando su corazón tiene amargura, Dios no será real para usted. ¿Por qué? Porque el odio y la santidad no pueden morar en el mismo corazón. Y sin santidad, usted no verá a Dios (Hebreos 12:14).
La raíz de la amargura es subterránea; fácil de esconder y camuflar. Difícilmente encontrará a alguien que admita que es una persona amargada. O lo niegan o lo disfrazan. Una persona amargada es hipersensible, malagradecida, falsa, guarda rencores, y presenta continuos cambios de humor.
El fruto de la amargura
La amargura le afectará física, emocional y espiritualmente, porque el fruto de la amargura es un ácido que destruye a aquello que lo contiene. Cuando su corazón tiene amargura, Dios no será real para usted. ¿Por qué? Porque el odio y la santidad no pueden morar en el mismo corazón. Y sin santidad, usted no verá a Dios (Hebreos 12:14).
LA ERRADICACIÓN DE LA AMARGURA
Existen tres pasos para erradicar la amargura:
1. Deje que Dios la revele
A veces la gente dice: “Yo conozco mi corazón. No tengo amargura.” Pero la verdad es que usted no conoce su corazón. La Palabra de Dios dice: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9). Un corazón engañoso no puede diagnosticar a un corazón engañoso. Usted necesita dejar que Dios el Espíritu Santo haga una cirugía radical.
2. Deje que la gracia la remueva
Cuando alguien le ha hecho algún daño una respuesta amarga no se justifica. Usted debe pedir perdón a Dios y Él, por su gracia, le perdonará. Si alguien le ha hecho algún mal, sencillamente olvídelo. Por la gracia de Dios, entierre ese daño en la tumba del olvido de Dios. Justicia es Dios dándonos lo que nos merecemos. Misericordia es Dios no dándonos lo que merecemos, y gracia es Dios dándonos lo que no merecemos.
3. Deje que lo bueno la reemplace
Hebreos 12:14 dice: “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.” Usted no puede ser santo a menos que usted busque la paz con los hombres. Vale muchísimo la pena el perdonar.
Pero usted dirá: “¡Pero mire lo que me hicieron! ¡No voy a dejar que se salgan con la suya!” Escuche atentamente: cuando usted perdona, pone en libertad a dos personas, y una de ellas es ¡usted mismo!
Usted
descubrirá que su vida es más gozosa cuando elimina la raíz de la
amargura. Si Dios nos diera justicia, cada persona leyendo este artículo
un día morirá y se irá al infierno. Antes bien, gracias a Dios por su
misericordia que quita su mano de castigo sobre nosotros. Alabe a Dios
por su gracia que nos otorga una vida completamente nueva.